La mayor parte de las investigaciones implican experimentos con animales vivos. Siempre que utilicemos otra especie animal para nuestros propios fines, deberíamos estar seguros de que lo que estamos haciendo es humano y merece la pena. Creemos que puede afirmarse que la investigación cumple ambos requisitos. El que un tratamiento sea humano es cuestión de procedimiento. Sabemos cómo mantener a los animales de laboratorio con buena salud, en condiciones confortables, sanitarias. Sabemos cómo administrar anestésicos y analgésicos de modo que los animales no sufran durante o después de la cirugía y sabemos cómo prevenir infecciones con procedimientos quirúrgicos apropiados y el uso de antibióticos. La mayoría de las sociedades industrializadas tienen una reglamentación muy estricta sobre el cuidado de los animales y requieren que los procedimientos experimentales que se utilizan con ellos estén aprobados. No hay excusa para maltratar a los animales bajo nuestro cuidado. De hecho, la inmensa mayoría de los animales de laboratorio son tratados humanitariamente.
Puede resultar difícil decir si un experimento merece o no la pena. Utilizamos animales con fines diversos. Comemos su carne y sus huevos y bebemos su leche; convertimos sus pieles en prendas de abrigo; extraemos insulina y otras hormonas de sus órganos para tratar las enfermedades de la gente; les entrenamos para hacer los trabajos útiles en el campo o para que nos entretengan. Incluso tener una mascota es una forma de explotación; somos nosotros -no ellos- quienes decidimos que vivan en nuestra casa. El hecho es que hemos estado utilizando a otros animales a lo largo de la historia de nuestra especie.
Tener animales de compañía causa mucho más sufrimiento a los animales que la investigación científica. Como señala Miller (1983), quienes tienen mascotas no necesitan el permiso de un comité de expertos, que incluya un veterinario, para tener en su casa a las mascotas, ni están sujetos a inspecciones periódicas para asegurar que su hogar está limpio y cumple las condiciones sanitarias, que sus mascotas tienen suficiente espacio para hacer ejercicio adecuado o que la dieta de sus mascotas es la apropiada. Miller apunta también que cada año son sacrificados por las sociedades humanitarias, al haber sido abandonados por sus antiguos dueños, cincuenta veces más perros y gatos que los que se han utilizado en la investigación científica.
Si una persona cree que no es correcto usar a otro animal de ninguna manera, independientemente de los beneficios para los humanos, no hay nada que se pueda decir para convencer a dicha persona del valor de la investigación científica con animales. Para ella, la cuestión está zanjada desde el principio. Los principios morales absolutistas no pueden establecerse de una manera lógica; al igual que las creencias religiosas, pueden aceptarse o rechazarse pero no pueden aprobarse o desaprobarse. Nuestros argumentos a favor de la investigación científica con animales se basan en la evaluación de los beneficios que tiene la investigación para la humanidad. (Deberíamos recordad también que la investigación con animales a menudo ayuda a otros animales; procedimientos utilizados por los veterinarios, así como los usados por los médicos, proceden de tales investigaciones).
Antes de describir las ventajas de investigar con animales, quisiera señalar que el uso de animales en la investigación y la enseñanza es uno de los principales objetivos de crítica de los defensores de los derechos de los animales. Nicholl y Rusell (1990) examinaron 21 libros escritos por este tipo de activistas y contaron la cantidad de páginas dedicadas a criticar diferentes usos de los animales. Luego compararon la preocupación relativa que demostraban los autores por estos fines con el número de animales que en realidad se utilizaban para cada uno de ellos. Los resultados indican que los autores mostraban relativamente poca preocupación por los animales utilizados para comer, cazar o hacer artículos de piel, o por los sacrificados en perreras, pero aunque solo el 0.3% de los animales se utilizan para investigación y enseñanza, el 63.3% de las páginas estaba dedicado a este uso. En términos de páginas por millón de animales utilizados, los autores dedicaron un 0.08% a la alimentación, un 0.23% a la caza, un 1.27% a la peletería, un 1.44% a los animales sacrificados en perreras y un 53.2 a fines de investigación. Los autores mostraron 665 veces más preocupación por los destinados a la investigación y la educación que por los dedicados a fines de alimentación, y 231 veces más que por los sacrificados en la caza. Incluso al uso de animales en la industria peletera (que consume el equivalente a las dos terceras partes de los animales utilizados para investigación y educación) sólo se le dedicó 41.9 veces menos atención por animal.
Resulta sorprendente la desproporcionada preocupación que muestran los defensores de los derechos de los animales por el uso de animales para fines de investigación y educativos, en particular porque es el único uso indispensable de los animales. Podemos sobrevivir sin comernos a los animales, podemos vivir sin cazar, podemos pasar sin pieles, pero sin utilizar animales para investigar y preparar a los futuros investigadores no podemos progresar en el conocimiento y tratamiento de enfermedades. Dentro de no muchos años nuestros científicos probablemente hayan desarrollado una vacuna que prevenga la propagación del sida. Algunos defensores de los derechos de los animales opinan que impedir la muerte de animales de laboratorio utilizados para conseguir una vacuna semejante es un objetivo más digno de estimación que impedir la muerte de millones de humanos, lo que ocurrirá como resultado de la enfermedad si no se encuentra una vacuna. Incluso enfermedades que ya se han controlado podrían cobrarse nuevas víctimas si las compañias farmaceuticas ya no pudieran utilizar animales. Privadas del uso de animales, estas compañias no podrían seguir extrayendo hormonas que se utilizan para tratar enfermedades humanas ni preparar muchas de las vacunas que se usan actualmente para prevenirlas.
Nuestra especie está amenazada por problemas médicos, mentales y comportamentales, muchos de los cuales sólo pueden resolverse mediante investigación biológica. Pensemos en algunos de los principales trastornos neurológicos. Los accidentes cerebrovasculares, causados por hemorragias o por la oclusión de un vaso sanguíneo cerebral, a menudo dejan a las personas parcialmente paralizadas, incapaces de leer, escribir o de comunicarse verbalmente con los amigos o la familia. La investigación básica sobre los medios a través de los que se comunican las células nerviosas entre sí ha llevado a importantes descubrimientos referentes a las causas de la muerte de las células cerebrales. Este tipo de investigación no se dirigía a un fin práctico específico; en realidad sus potenciales beneficios resultaron una sorpresa para los investigadores.
Los experimentos basados en estos resultados han demostrado que si un vaso sanguíneo que irriga el encéfalo se obstruye durante unos pocos minutos, la parte irrigada por ese vaso muere. Sin embargo, el daño cerebral puede prevenirse si se administra pronto un fármaco que interfiere en un determinado tipo de comunicación neural. Esta clase de investigación es importante ya que puede llevar a tratamientos médicos que ayuden a reducir el daño cerebral causado por los accidentes cerebrovasculares. Pero implica operar a un animal de laboratorio, por ejemplo una rata, y ocluir un caso sanguíneo (los animales, por supuesto, son anestesiados). Algunos de los animales padecerán lesión cerebral y todos serán sacrificados para poder examinar su cerebro. Sin embargo, probablemente estarán de acuerdo en que este tipo de experimentos son tan legítimos como el uso de animales para alimentarse.
La investigación con animales de laboratorio ha generado importantes descubrimientos como por ejemplo, las posibles causas y tratamientos de trastornos neurológicos, entre ellos, la enfermedad de Parkinson, cáncer y la esquizofrenia. Aunque se han hecho muchos progresos estos problemas siguen existiendo y causan mucho sufrimiento humano. A menos que continuemos nuestra investigación con animales de laboratorio, no serán resueltos.Algunos han sugerido que podemos utilizar cultivos de tejido u ordenadores para nuestra investigación en lugar de animales de laboratorio. Por desgracia, ni los cultivos de tejido ni los ordenadores pueden sustituir a los organismos vivos. No podemos estudiar enfermedades como las adicciones en cultivos de tejido ni podemos programar un ordenador para que simule un sistema nervioso de un animal. Si pudiéramos hacerlo, significaría que ya tenemos todas las respuestas.
Fuente: Fisiología de la Conducta, de Neil R. Carlson.
2 thoughts on “Aspectos éticos en la investigación con animales”
Tener una mascota como tú la llamas no es explotación a no ser que la explotes. Si por decidir que viva conmigo estoy explotando entonces también sería explotación tener hijos. Es darle un hogar, una seguridad, una salud que antes no tenía. O esa es la teoría y la práctica de quienes con un mínimo de sentido común.conviven con otras especies animales. Lo otro sería comprarse un perro para ir a juego con el sombrero. Explotar es, por ejemplo, tener un caballo para que are tu campo o un perro para que te guíe en tu ceguera.
Dices que la investigación con animales será necesaria siempre. Pero además pintas los laboratorios como un “spa”. Los reportajes de investigación nos enseñan animales completamente destrozados, figurada y literalmente, de ambas maneras. Será aquello de “eso ya no pasa” o lo otro de “son casos aislados”. Todo sea por curar cosas como adicciones humanas adquiridas o seguir evitando el tema de experimentación con humanos (que abordaría los ejemplos que señalas que se le escaparían a la investigación con cultivos de tejidos). No, no creo que vaya a ser necesaria siempre. Y puestos en lo peor y más lento, llegará un punto en el que lo que quede por investigar no valdrá más que una vida.
Y ya que se habla aquí de unos sujetos analizados. Analizadas sus preocupaciones, etc. ¿A qué porcentaje de defensores de los derechos animales pertenecen esas personas que sólo se preocupan de la experimentación? Normalmente dichos defensores presentan más coherencia y su abanico de preocupación y acción al respecto es bastante mayor. El perfil de “no a la experimentación, mientras me como un chuletón” no suele autodenominarse defensor de los derechos animales. Ni se lo suele llamar nadie.
Concluyo citando:
“Algunos de los animales padecerán lesión cerebral y todos serán sacrificados para poder examinar su cerebro. Sin embargo, probablemente estarán de acuerdo en que este tipo de experimentos son tan legítimos como el uso de animales para alimentarse.”
> Vale, ya no se trata de ver legítimo comérselos sino que con toda naturalidad nos creemos en derecho de hacer con ellos lo que nos de la real gana. Sin entrar mucho en eso, es hora de asumir que mucha gente no piensa así. Gente que aquí se le llaman “absolutistas morales sin posibilidad de establacer un tratado lógico para con ellos” (a pesar de que aquí se dedican unos párrafos a intentar convencerlos) por la sencilla razón de que no se ponen por delante en la lista de especies importantes (que ni eso, pero para entendernos lo diré así). Y que no son más que personas que, al igual que muchas otras especies animales si se dan las circunstancias, desarrollan empatía hacia especies distintas a la suya. Como el gatito que si no tiene que cazar se hará amigo del ratón, un ser humano civilizado puede dejar de ver a otros animales como cosas. ¿No comprendes a esa gente? Pon humanos en el ejemplo, humanos que se les inducen lesiones cerebrales y se sacrificarán y que es legítimo comérselos. Para ti no es lo mismo, para esa gente sí. Así de simple. Y no son espirituales los motivos ni hay dogma alguno de por medio, es simple rechazo a ciertas conductas. Y sin acritud alguna cuento todo esto, se trata de puntos de vista.
Tu comentario carece de perspectiva cuando has olvidado el punto más importante de esta entrada: Es un extracto del libro Fisiología de la Conducta de Carlson.
Pero entiendo que necesitas atribuirlo a mis palabras para pretender formalizar una respuesta.