El psicoanálisis, ¡Vaya timo!: Un repaso rápido

En esta ocasión hago una recopilación de las frases que más me han gustado en este libro:

El psicoanálisis es erróneo en su concepto, se da de tortas con todo lo que sabemos de la mente y la conducta humanas. A pesar de lo popular que es el diván, esa imagen del paciente contando neuras y del analista tomando notas más o menos preocupado, resulta una terapia ineficaz.

Siguiente es una reflexión sobre la utilidad del psicoanálisis y su equivalencia a otras pseudociencias:

Si elige acudir a un astrólogo, a un vidente o a un adivino, es probable que dé con alguien que le diga cosas agradables. Por ejemplo, que usted es una persona sensible, que piensa en los demás, que es amante de su familia y de sus amigos, etc. Si, por el contrario, elige acudir a la consulta de un psicoanalista, se expondrá a escuchar las cosas más desagradables sobre sí mismo que haya oído nunca. Por ejemplo, que siempre deseó matar a su padre para poder acostarse con su madre o, si es mujer, que su vida ha estado marcada por la envidia hacia los varones por no tener pene. En este libro trataremos de transmitirle algo de tranquilidad, pues tanto fundamento científico tienen las afirmaciones psicoanalíticas como las de los astrólogos y videntes. Por tanto, puestos a elegir, si está buscando que le engañen, es preferible acudir a quien le diga que usted es buena persona.

¿Qué dice el psicoanálisis?

En la sociedad occidental algunos conceptos del psicoanálisis son tan conocidos como los del cristianismo. No es necesario haber leído a Freud para estar familiarizado con nociones como el complejo de Edipo o de represión, como no hay que haber leído la Biblia para conocer la historia de Adan y Eva y el pecado original.

Lo que dijeron después de Freud

Freud no admitió nunca las críticas que algunos de sus seguidores vertieron sobre su teoría.

De esto deriva que algunos de sus seguidores fundaran sus propias escuelas, siguiendo su propia corriente psicoanalítica

El psicoanálisis no es una teoría científica de la mente

Freud nos dice cosas como que los bebés tienen una vida sexual muy activa, o que la mayor parte de los niños a la edad en que empiezan a acudir al colegio están enamorados de sus madres y desean matar a sus padres, o que las niñas envidian el pene y los niños temen ser castrados. Se trata de afirmaciones realmente extraordinarias. Y desde luego, las cosas extraordinarias son más interesantes que los descubrimientos cotidianos: por esta razón Freud se convirtió en el psiquiatra más famoso de todos los tiempos (a pesar de que su especialidad era la neurología).

Muchas personas creen que las afirmaciones del psicoanálisis pertenecen al campo de la ciencia y que debemos creerlas, por extraordinarias que nos resulten, porque han sido científicamente demostradas. Sin embargo, ni Freud ni sus seguidores demostraron jamás ese tipo de afirmaciones, ni con pruebas extraordinarias ni con indicios relativamente razonables.

Breve historia de lo que no es ciencia

Podríamos plantear, tal vez, el siguiente tipo de investigación: estudiemos minuciosamente el control de esfínteres efectuado por niños de la edad prevista. En nuestra muestra habrá algunos que retengan los esfínteres más tiempo que otros (estas mediciones habrán de realizarse con los instrumentos adecuados y, en cualquier caso, el investigador no estará recién comido). Deberemos esperar unos años para comprobar si verdaderamente los niños identificados de aquella forma tienen unas características de personalidad más cercanas a la descripción propuesta por Freud que el resto de los niños de la muestra. Tras el trabajo de este tipo, y si encontrásemos la esperada relación, podríamos plantearnos sostener las afirmaciones de Freud. Pero Freud no hizo nada de esto. Para ello hubiese tenido que dedicar una considerable cantidad de esfuerzo y recursos (y también estómago) y esperar unos años a que los niños crecieran antes de publicar sus conclusiones.  Pero lo más importante es que se habría arriesgado a encontrarse con que no tenía razón, es decir, tal vez no hubiese hallado relación alguna entre el control de esfínteres durante la infancia y la personalidad adulta. La vía elegida por Freud fue mucho más rápida y efectiva para sus intereses. Bastaba con enunciar sus ideas tal como se le ocurrían o, en el mejor de los casos, fundamentadas en observaciones clínicas de adultos. Freud jamás observó la retención anal o el complejo de Edipo: los infirió del análisis de los pacientes que acudían ya crecidos a su consulta.

[…]

La tendencia a la confirmación parece ser una inclinación natural en el ser humano.

[…]

Un psicoanalista podrá encontrar indicios de complejo de Edipo en un hombre que manifiesta querer mucho a su madre u odiarla, haber sentido atracción por ella o repugnancia, etc. Es decir, prácticamente cualquier información confirma la existencia del complejo y ninguna demuestra su inexistencia.

[…]

Algunos eminentes psicoanalistas han respondido a argumentos como los anteriores afirmando que el psicoanálisis posee una naturaleza distinta de las disciplinas científicas y no tiene por qué someterse a sus reglas y métodos.

El sueño de la interpretación, un ejemplo de las fantasías psicoanalíticas

 Una tarde, una chica adolescente le contó a un señor de edad avanzada varias historias. La chica se había golpeado con la araña del techo de su casa haciéndose sangre. Además, había tenido una conversación con su madre sobre cómo se le estaba cayendo el pelo. Su madre decía que a ese paso la cabeza se le quedaría monda como un trasero. También dijo haber observado, mientras paseaba por el campo, el hueco de un árbol arrancado. Por último, la chica se había fijado en el cajón de su escritorio, tan familiar para ella que hubiese advertido cualquier cambio en su contenido.

Por su parte, el señor de edad avanzada dijo que la araña del techo era un inequívoco símbolo del pene, que produce el sangrado de la menstruación precisamente en una zona cercana al trasero mencionado por la madre. El árbol arrancado es una clara representación de la nostalgia por la pérdida de los genitales masculinos, de los que la chica podría haber gozado si fuese varón. El cajón, como cualquier recipiente, no es sino la vagina de la propia chica, en la que alguien podría advertir de algún modo la intervención ajena.

Freud abordó los sueños de forma mitológica

Estudios recientes indican que menos del 10% de los sueños tienen contenido sexual; sin embargo, el psicoanálisis interpreta la mayor parte de los sueños como relacionados íntimamente con el deseo sexual. Esto no es una contradicción para el psicoanálisis, precisamente porque los sueños no hablan claro. En ninguno de los sueños que aquella adolescente contó a Freud hay referencia directa al sexo; sin embargo, todos ellos fueron interpretados por él como expresiones de clara referencia sexual. El problema con este tipo de interpretaciones es que cuesta establecer si la orientación hacia la sexualidad está en la mente del paciente o en la del analista.

[…] algunos estudios lingüísticos recientes indican que el género gramatical masculino se aplica en castellano, por regla general, más bien a objetos puntiagudos y angulosos, mientras que el femenino tiende a aplicarse a objetos redondeados (por ejemplo, el tenedor y la cuchara). Pero las metáforas son amigas desleales para los científicos. Cualquier sueño puede incluir objetos alargados o redondeados, sobre todo si el criterio es tan amplio que incluye una lámpara de araña entre las posibles representaciones del pene. Usted puede hacer el ejercicio de mirar a su alrededor y pensar cuántos objetos que ve podrían interpretarse como símbolos sexuales en caso de que soñara con ellos… ¡y en algo hay que soñar!

[…] desde aquella obra de Freud [la interpretación de los sueños] el psicoanálisis apenas ha añadido otras aportaciones que notas a pie de página.

Nada es lo que parece: el inconsciente.

Spinoza, por ejemplo, decía que «los hombres creen ser libres simplemente porque son conscientes de sus acciones e inconscientes de las causas por las cuales están determinadas estas acciones».

Freud intentó explicar errores lingüísticos, como los lapsus linguae, como el resultado de que emerge elementos reprimidos en el inconsciente. Por ejemplo, a una persona le preguntan «¿Estado civil?» y responde «Cansado». ¿Esta persona está expresando en realidad algo es que incapaz de reconocer inconscientemente? Quien comete uno de estos lapsus está mostrando algo que le gustaría ocultar o incluso que él mismo desconoce.

Evidentemente, una persona soltera, por más harta que esté de su soltería, no dirá que su estado civil es «cansado» en lugar de «soltero».

Acusaciones del psicoanálisis a la psicología científica:

Es inexacta la afirmación por parte del psicoanálisis de que la psicología científica ha excluido lo inconsciente de su objeto de estudio. Tal vez el error provenga de que durante mucho tiempo la psicología científica ha estado dominada por la corriente conductista, la cual consideraba que sólo la conducta observable podría ser un riguroso objeto de estudio. Sin embargo, ni siquiera los conductistas más radicales como Skinner negaron la existencia de variables inconscientes.

[…]

La diferencia esencial entre la concepción psicoanalítica del inconsciente y el punto de vista científico sobre los procesos no conscientes es que el psicoanálisis dota al inconsciente de una especie de vida propia, mientras que la psicología científica no lo trata como una entidad independiente sino como una característica de ciertas actividades.

Mensajes subliminares (párrafo omitido).

Eso ya lo decía Freud

Los lunes por la mañana, a la hora del desayuno, en cualquier bar o cafetería españoles puede uno encontrar los mejores entrenadores de fútbol del mundo. En casi todos ellos hay una o más personas que saben lo que debería haber hecho el entrenador para ganar el partido del domingo. Cabría preguntarse cómo es que los presidentes de los clubes no van por allí a buscar entrenadores. En realidad, es muy probable que la mayor parte de esos expertos tenga razón simplemente porque juega con una ventaja importante respecto al entrenador real: ya han visto el partido. En psicología suele llamarse a este fenómeno «sesgo retrospectivo» y consiste en qué, una vez conocidas las consecuencias de algo, tendemos a modificar la idea previa que teníamos de él.

Reinterpretación de los resultados científicos

Muchos hallazgos de la psicología científica se han interpretado, de igual forma, como favorables a la teoría psicoanalítica. Por ejemplo, a veces se han reinterpretado los éxitos terapéuticos de algunos tratamientos cognitivo-conductuales de la psicología científica desde el punto de vista psicoanalítico: de este modo, el hecho de que una persona utilice técnicas adecuadas para hacer frente al estrés se consideraba una demostración de la efectividad de los mecanismos de defensa del psicoanálisis. Lo que es tanto como sostener que la existencia de empresas de envío de flores a domicilio es una demostración del complejo de Edipo porque obtienen beneficios especiales el Día de la Madre.

[…]

Lo único que se comparte es la idea de que, cuando no afrontamos los problemas, es probable que sigamos viviendo con ellos. Desde luego, ésta es una idea que la terapia cognitivo-conductual comparte con el psicoanálisis tanto como con las enseñanzas del maestro Pero Grullo.

Resumen de Eysenck sobre la teoría de Freud:

Lo que es nuevo […] no es verdadero, y lo que es verdadero en su teoría no es nuevo.

La inutilidad de la hipnosis debido a la capacidad que tenemos de crear memorias falsas.

A un grupo de estudiantes universitarios norteamericanos se les enseñaron unas fotografías trucadas de Disneylandia en las que aparecía el personaje de Bugs Bunny. Todos los estudiantes habían acudido durante su infancia a Disneylandia y se les preguntó con qué personajes de ficción se habían encontrado allí. Entre el 16% y el 35% (dependiendo probablemente de lo bien o mal que estaban hechas las falsificaciones) recordó haber visto en Disneylandia a Bugs Bunny. La mayor parte decía haber estrechado su mano, otros habían jugado con él e incluso alguno afirmaba haber compartido una zanahoria con el personaje. Los estudiantes a quienes no se había enseñado la foto trucada no informaron, sin embargo, de tales recuerdos. La razón es que se trataba de un recuerdo falso inducido por la manipulación fotográfica: es imposible que a Bugs Bunny le dejaran entrar en Disneylandia porque se trata de un personaje de la Warner.

El problema de los falsos recuerdos:

En varios países existen asociaciones de víctimas de falsos recuerdos, integradas por personas que han sido acusadas de varios tipos de delitos -especialmente, de abusos sexuales- fundamentados en recuerdos ocultos «recuperados» en sesiones de psicoterapia.

Sobreinterpretación

El afán psicoanalítico por la sobreinterpretación no tiene límites.

Datos sobre la infancia

Estudios realizados sobre la agresividad y malos tratos entre padres e hijos en la edad edípica no presentan ningún patrón que indique mayor competencia entre los miembros de un mismo sexo, como afirma el psicoanálisis.

Recientemente se ha convertido en una práctica frecuente incluir explicaciones psicoanalíticas en textos filosóficos y sociológicos del movimiento llamado relativismo posmoderno. Esta perspectiva defiende fundamentalmente la idea de que no existe una realidad objetiva sino que el mundo percibido es una construcción social. […] La unión entre ambas tradiciones intelectuales —psicoanálisis y posmodernismo— estaba llamada a fructificar en un sentido concreto, ya que ambas se basan en el desapego hacia la experiencia del mundo real y en la pura elucubración.

Muchos escritores posmodernos e intelectuales psicoanalistas de los últimos tiempos parecen recrearse en la oscuridad de sus escritos. El lector confiado suele pensar que carece del nivel cultural requerido para entender los textos de tan grandes sabios: resultaría demasiado arrogante suponer que esos textos carecen de sentido.

Lacan utilizó ideas provenientes de la lingüística estructural, las ciencias y las matemáticas, y con todo ello compuso numerosos escritos, muchos de los cuales son incomprensibles. Según el prestigioso lingüista Noam Chomsky, Lacan es un charlatán perfectamente consciente de serlo. Para Sokal, Lacan utiliza las matemáticas de manera incoherente para dar apariencia científica a argumentos sin fundamento alguno.

El propio Lacan expuso la siguiente máxima reconfortante: «Si usted ha comprendido, seguramente está equivocado». A menudo la ciencia utiliza una jerga difícil de entender para los no iniciados; esto es así, necesariamente, por exigencias de precisión. Pero Lacan la utiliza para la finalidad contraria: es mucho más fácil expresarse de forma que el propio lenguaje parezca científico a un neófito que ser realmente un científico. También es más fácil imitar el peinado de un futbolista famoso, como hacen muchos adolescentes, que aprender a jugar como él.