Analogía del gato negro y la ciencia

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FILOSOFÍA: No buscan realmente un gato negro, simplemente imaginan si podría estar ahí. En ocasiones hasta el concepto de «gato» es cuestionable, ni han corroborado si realmente existen los «gatos». Se mantienen sentados en una silla, inmóviles, y tratan de deducirlo todo sin mirar. Si en esa habitación hay dos filósofos, cada uno llegará a conclusiones distintas y pasarían la eternidad discutiendo sus «puntos de vista» sin llegar nunca a un acuerdo, apelando a nombres de autores que corroboren sus perspectivas. La cuestión realmente no es si hay un gato o no, es querer tener razón sobre el otro.

METAFÍSICA: Tampoco buscan realmente el gato negro. No se sabe ni si existe realmente ese gato. Asumen que existe y por tanto dedican todos sus esfuerzos exclusivamente a deducir confirmaciones de que el gato negro está ahí. Jamás contemplan la posibilidad de que no haya ningún gato, toda prueba de ausencia es rechazada, significa que hay que buscar más.

TEOLOGÍA: Asumen que el gato existe, y hacen como que lo han investigado y lo han encontrado. Sin embargo cuando les pides que te muestren dónde está dicho gato (pruebas), tratarán de ridiculizar tu pregunta, o darán respuestas vagas con intención de desviar la atención del tema. Por ejemplo: El gato está en todas partes. El gato está en tu corazón. Si no lo ves es porque no estás preparado para ver al gato…

CIENCIA: Consiste en dejarse de chorradas, encender la luz, y ver qué es lo que hay realmente en el cuarto. Si hay un gato, lo afirmarán, y lo estudiarán. Si no hay gato, dirán que no hay. En cualquier caso, aunque no hubiese gato, la luz permitiría ver otras muchas cosas que existen en ese cuarto y que serán igual o más interesantes de ser estudiadas, por lo que también podrán decir cómo es la habitación, qué objetos hay, cómo funcionan, etc.

Pero a pesar de lo que la ciencia aporte gracias a encender la luz, los tres anteriores seguirán en la oscuridad negando todo lo que la ciencia diga. Se quedarán estancados buscando al hipotético gato y jamás avanzarán. La filosofía acusará a la ciencia de no haber visto nada y que todo es otro mero punto de vista, igual de válido que el de los demás. La metafísica acusará a la ciencia de ser cerrada de mente por no asumir que el gato puede estar ahí aunque enciendas la luz y no esté. La teología acusará a la ciencia de que la luz no puede iluminar a todos los gatos. Los tres coincidirán en algo: No se han molestado en mirar lo que hay realmente en el cuarto, pero acusarán a la ciencia de ser arrogante por «creerse» saber más sobre lo que hay en ese cuarto.

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